OBRAS

26 años

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LEONORA
Por Jaiver Jurado Giraldo
El interés por la obra de Leonora Carrington fue realmente un descubrimiento, un azar si se quiere, a finales de diciembre del 2022, Nuestro grupo realiza un performance teatral para lanzar el libro “Cuentos de Leonora Carrington”, en el programa Palabras rodantes, esa acción que recogía varios de los cuentos más sobresalientes de la escritora y artista plástica inglesa nos conmovieron y fueron el germen de lo que sería nuestro nuevo montaje teatral, que fue decidido en febrero de 2023.

Hoy a un año largo de trabajo, proponemos LEONORA, salida del profundo deseo y la pasión de encontrarnos ante una mujer poderosa, artista sin igual, que desde muy joven oriento su vida al arte literario y más profundamente hacia la pintura y la escultura, inscrita siempre en lo que se denominó el movimiento surrealista, que fue realmente para ella el leit motiv para desembocar sus sueños y deseos más íntimos. Toda su obra refleja una vida agitada y un mundo interior rebelde y creador, alimentado desde la infancia por una rica tradición oral y literaria por donde discurre la mitología celta, la lectura de Lewis Carroll, Shakespeare entre otros y los sueños como
motor de sus más emblemáticas
producciones literarias como su novela la Trompetilla Acústica, los libros de cuentos La Dama Oval y La Debutante, así como su magnifica obra plástica que la destaca a nivel
mundial como una de las pintoras más auténticas, poseedora de una gran riqueza técnica.
Se destacan El Ancestro, Autorretrato, El árbol de la vida, El Guardián del Huevo, La Giganta, el Cocodrilo, y el famoso mural “El Mundo Mágico de los Mayas” que se encuentra en el Museo de Antropología en Ciudad de México.

Nuestra exploración de la obra de Leonora Carrington nos llevó al estudio de su vida, en
especial partimos de la biografía escrita por Elena Poniatowska contemporánea suya y
gran conocedora de su obra, también los principales hitos del movimiento surrealista con sus protagonistas André Bretón, Marcel Duchamp, Dalí, Picasso y en especial Max Ernst con quien tuvo una relación amorosa y artística determinante, al igual que su peregrinar por países como Francia, España, Portugal, huyendo algunas veces del fuero familiar (en especial de su padre, un rico industrial, que deseaba a toda costa convertirla en una dama de la corte inglesa) o de los avatares de la segunda guerra mundial y el posterior “exilio voluntario” en Estados Unidos durante dos años, hasta su radicación definitiva en Ciudad de México, donde permaneció por casi 70 años, todo ese periplo finalmente determino muchas de las características y pensamientos que conformaron su rica obra artística.

La puesta en escena de esas investigaciones fue compleja y a la vez de gran fascinación, ya que surgía la inevitable pregunta ¿Desde donde retomar la obra?, o ¿cuál sería el gran detonante que provocaría la acción teatral?, ¿Su vida?, ¿su obra literaria o plástica?, ¿O su postura como mujer artista, feminista o simplemente como cultora de mundos esotéricos y místicos? ¿o Todas ellas?. El enfoque principal aparecía siempre en lo que ella, en sus  entrevistas y relatos dejaba entrever, una postura singular frente al arte, como una acción que debía descifrar finalmente el espectador. Nada de tratados, ni explicaciones de su obra, el arte se devela en sí mismo a través de lo sensual o cognitivo, es decir, desde la piel, en la mirada, o en el corazón de quien lo aprecia. Fuera de eso, el arte es solo una postura. Ella nos confesó que cuando participó del movimiento surrealista, leyó el tratado “La Diosa Blanca” de Robert Graves y esto marcó la ruta de su vida y del trabajo, en especial haber comprendido que la más remota mitología de la creación del mundo y todo lo que derivo siglos después, en las culturas Griega y Egipcia, era femenina, rodeada de importantes diosas y en especial la triple diosa, la Diosa Blanca, la que dio origen a todo y no el mito de Zéus olímpico y sus deidades posteriores y totalmente ideologizadas.
De igual manera en esa alquimia de configurar los distintos personajes de su breve obra literaria casi autobiográfica y de recoger su universo plástico más prolífico, en donde la artista se soslaya (sueños, deseos y fantasmagorías), y darle forma a este rico material
para elaborar las escenas de nuestra LEONORA, con sus coloridos paisajes sonoros y espaciales, ese fue el reto colectivo, asistidos siempre por la poesía, surgida de la profunda correspondencia estética y sensible que Leonora Carrington produce a quien se atreve a otear sus abismos.